¿ Quién realmente descubrió Chile ?

 

 

Desde el día en que ingresamos al proceso educacional, aún podemos recordar que nuestros profesores, al introducirnos a las interesantes páginas de nuestra historia, nos inculcaron que Chile había sido descubierto en 1535 por don Diego de Almagro, explorador español que – agraciado con el título de adelantado de los territorios situados al Sur del Perú, otorgado por el Rey Carlos V – se desplazó en esa dirección, guiado por baqueanos indígenas o yanaconas, lo que le sirvió para encaminarse por la afamada Ruta del Inca, sendero natural que aún podemos identificar en nuestra geografía dado a la inteligente y práctica forma en que fué concebida para movilizarse hacia los que fueron dominios incaicos antes del Siglo XVI.

 

Esta expedición tras nuevas conquistas para la corona española como así mismo, en busca del preciado metal dorado que cautivara a los hispanos desde que arribaron a Méjico y posteriormente al Perú, no tuvo para Almagro el éxito esperado al verse enfrentado a la soledad e infertilidad del desierto como también, al coraje de los pobladores de nuestro territorio, razones por las cuales debió regresar en muy precarias condiciones y con sus huestes diezmadas por el hambre y las desfavorables condiciones climáticas que nunca esperaron encontrar. Es por eso que, dado al desastroso aspecto que su gente mostró al llegar a Lima, hizo que los pobladores locales los bautizaron como: “los rotosos de Chile”, expresión que con los años se transformó en “rotos”, para honra de nuestra raza.

 

Es de lamentar que, en orden al fuerte ancestro agrario que nos legaron los españoles que concurrieron a la formación de nuestra etnia, en los primeros textos de historia solamente se consideró la gestión exploradora de Almagro en 1535 como el real descubrimiento de Chile, desestimando u omitiendo valiosos antecedentes históricos que hoy queremos sacar a colación y en donde podemos aseverar que el verdadero descubridor de nuestro territorio fué el navegante portugués Hernando de Magallanes quien, al mando de una flotilla de tres naves españolas, el 6 de Noviembre de 1520 descubrió el buscado acceso austral que uniera el Atlántico con el Pacífico.

 

Revisando material histórico de gran valor, como puede ser un ejemplar original o sea legítimo, del texto: Relación del Ultimo Viage al Estrecho de Magallanes de la Fragata de S. M. “Santa María de la Cabeza” (editado en Madrid en 1787), vale decir, hace mas de dos siglos. También, en el libro “Primer Viaje alrededor del Mundo”, del italiano Antonio Pigafetta, que formó parte de las dotaciones de las naves de Magallanes como supernumerario, se han hallado suficientes datos de valor para afirmar que entonces de descubrió Chile, quince años antes que Almagro.

 

El origen y la finalidad del texto citado en primera instancia no fue otra cosa que la decisión de la corona española de enviar una de sus naves para internarse en los canales patagónicos, dado a que se sabía de la presencia de muchos navegantes de otros países, como los ingleses Winter, Word y Byron; los holandeses Noort, Spillberg y L’Hermite; y los franceses Le Maire y Bouganville, entre otros, habían significado reconocer la zona e incluso legar sus nombres a canales, islas y pasos. Fue así como se dispuso el avituallamiento y el zarpe de la fragata “Santa María de la Cabeza” , al mando del Capitán de Navío Antonio de Córdova, a modo se dirigiera al Atlántico Sur e ingresara por el Estrecho de Magallanes para efectuar estudios y reconocimientos, como también levantamientos hidrográficos que permitieran dar mas seguridad al tránsito de los barcos que proporcionaban apoyo logístico a sus posesiones ribereñas en el Pacífico Oriental. Para esta campaña marítima, que duró casi dos años, se usó como una de sus principales referencias el texto “Noticias de las Expediciones al Magallanes desde su Descubrimiento”, libro en cuyo encabezamiento dice: “Curiosidades que dan las Escrituras antiguas quando hay paciencia para leerlas, que es menester no poca”. (Anales de Sevilla de Ortiz de Zúñiga, libro 2, año 1260, página 90).

 

Justamente, la parte segunda del libro en comento, en sus páginas 190 y 191, al referirse a la expedición de Hernando de Magallanes en 1520, señala lo que a continuación se transcribe textualmente:

 

“Vueltos al mar, siguieron costeando y el día de las Once Mil Vírgenes descubrieron un Cabo al que pusieron este nombre. La Nao “Victoria” vió en sus inmediaciones una abertura, que después averiguaron era un Estrecho: llamaron por esto algunos de la Victoria. Mandoles Magallanes que lo reconociesen prometiendo esperar 5 días á las Naves. Salieron todas al reconocimiento, y una de la que era Cpitán Alvaro Mesquita, sobrino del General, se vió obligada a desembocar por causapita refluxo; su Tripulación mal contenta árisionó al Capitán é hizo rumbo a España. De las dos restantes, una le traxo la nueva que sólo había descubierto una gran Bahía rodeada de baxos y escollos; y la otra, que habiendo caminado tres días sin embarazo, lo alto de las sierras de uno y otro lado, el excesivo fondo y sus observaciones sobre las mareas, la inclinaban á asegurar que aquel era un Estrecho por el que se comunicaba con otros mares”.

 

Pigafetta a su vez, confirma la cita anterior cuando en parte de su libro anteriormente mencionado, confirma el paso a través del Estrecho y además uno de los varios desembarcos hechos en sus riberas, diciendo lo que sigue:

“Envió atrás el capitán general a la Victoria hasta la misma entrada del estrecho, porque viese si andaba por allí (Se refiere a la Nao “Concepción” que volvió a España) y que de no encontrarla, clavase una bandera sobre algún montículo, con una carta metida en ella y ahincada en tierra junto al mástil”. Los antecedentes sacados a colación en esta oportunidad mantienen hoy su plena vigencia histórica a través de la fidelidad de su contenido, el que a su vez sirvió como la mejor fuente de información para los navegantes que mas tarde recorrieron nuestra geografía insular patagónica, como fueron. Juan Ladrilleros, Alonso de Camargo y Pedro Sarmiento de Gamboa, entre los más connotados.

 

Dentro de los detalles mas novedosos que hemos encontrado en estos textos, está el hecho de que el propio Hernando de Magallanes fué quién denominó como “Patagones” a los aborígenes de las diferentes localidades que visitó, calificativo que años después fue controvertida, como lo señala expresamente en su informe final el viaje de la fragata “Santa María de la Cabeza”, en donde se señala lo siguiente:

 

“Los Patagones así llamados sin fundamento por Magallanes y no por Candish como quiere el primer Editor del primer viage de Biron, son unas Tribus de salvaerrantes que ocupan el vasto país que se extiende desde el Río de la Plata hasta el estrecho: sus domicilios as fixos son en lo interior del país; pero en la estación de la caza, se acercan al Estrecho: medidos escrupulosamente los mas altos se halló que no pasaban de los 7 pies y 1 ¼ pulgadas , medida de Burgos”.

 

Esto último nos sirve para confirmar que la presencia de Hernando de Magallanes en nuestro territorio austral en los albores del Siglo XVI, no solamente le confiere el justificado título de haber sido el verdadero descubridor de Chile sino, lo hace también un justo acreedor de ser quien bautizó el extremo sur de nuestro continente americano como la Patagonia, expresión que está hasta vigente hasta nuestros días.

 

 

J. Horacio Balmelli Urrutia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Última modificación: 03 Enero 2006