Cultura, Contracultura y Globalización ¿Postmodernidad?
 

 

En las siguientes líneas, nos abocaremos aclarar los elementos- a nuestro juicio- esenciales, para desarrollar un análisis respecto al tema en cuestión y generar en nuestros lectores una mayor claridad.

El objetivo fundamental no es él llegar a formular una conclusión general respecto a lo comentado, sino el enriquecer cada una de las percepciones presentes.


Cultura y Civilización:


Por motivos de claridad y de la debida profundidad, expondremos la definición que nos da Mons. Francisco Vives a través de su libro “ Principios de Sociología Cristiana”.

” Cuando se habla de civilización, debemos considerar que este término no significa solamente un conjunto de bienes y elementos materiales y temporales, sino muy especialmente, una suma de valores intelectuales, morales, jurídicos y espirituales. A este conjunto de valores se le ha reservado el nombre más noble de Cultura, que sería como el alma de una civilización.

Las civilizaciones se presentan como diversas y variadas, pero, a pesar de las diferencias y contrastes, el hombre permanece hombre en cualquier tiempo y país en que viva. La naturaleza humana, por su creación está marcada con el sello de la unidad fundamental.

Lo anterior no significa, y es necesario hacerlo notar, que entre los pueblos exista nivelación, uniformidad y deba imponerse una unificación que sería contraria a la naturaleza individual ya las características propias de la historia y del medio en que se desenvuelve la vida humana
”.

Vives, Francisco ”Principios de Sociología Cristiana”; Editorial Pacífico, S.A. Santiago de Chile 1963; Capítulo XIV.


La Educación:

Para este tema recogeremos la interesante y completa definición que nos hace Alberto Cabero.

“El fin de la educación es el desarrollo, amparo y expansión de la personalidad humana para acrecentar la herencia científica, institucional, moral y estética que cada generación recibe del pasado.

La Educación significa, por consiguiente, adaptación paulatina, con el fin de contribuir al mantenimiento y progreso de su civilización.

Sus métodos y propósitos deben, por lo mismo, depender de la filosofía de la vida que dirige nuestra inteligencia y voluntad y estar en perfecta armonía con el adelanto material y los ideales intelectuales, éticos y artísticos de cada generación, los que a menudo varían.

De acuerdo con estas ideas Nicholas Murray Butter ha formulado estos postulados fundamentales: la educación es uno de los más importantes intereses humanos; éste interés puede y debe estudiarse con espíritu y métodos científicos; en una democracia, es un fracaso toda educación que no esté íntimamente relacionada con los deberes y oportunidades de la ciudadanía”.


Cabero, Alberto ”Chile y los chilenos”; Edit. Lyceum; tercera Edición, Stgo. 1948, pág. 174-5.


Modernidad:

A partir de la investigación realizada por Hans Robert Jauss, el término “moderno” y el concepto “modernidad”, tiene una larga historia que se remonta al siglo V d.C., aunque algunos escritores e historiadores limitan este concepto al Renacimiento.

La palabra “Moderno”, en su forma latina “Modernus”, se utilizó a fin de distinguir el presente Cristiano del pasado romano pagano.

El término de modernidad ha pasado por distintos significados y por ende estados, desde su época de autonomía, a través del “arte por el arte”; su favoritismo y a veces tenaz oposición a la tradición y el presente, mediante la independencia de los estilos históricos; el problema de la técnica artesana y la incorporación de la máquina; hasta su actual posición que expresa una y otra vez la conciencia de una época, que se relaciona con el pasado o la antigüedad a fin de considerarse a sí mismo, como el resultado de una transición, a través de una relación renovada, de lo antiguo a lo nuevo.

Dicho proceso, es entendido material y espiritualmente como constante, progresivo, universal y eterno.

Foster, Hal y otros autores  “La Posmodernidad” Editorial Kairós, Colofón S.A. 1988.


Postmodernidad:


Dicho concepto, está relacionado con los grandes avances experimentados a partir de mediados siglo XX hasta nuestros días, de los medios tecnológicos de comunicación y producción, lo cual se ha manifestado en la crisis de identidad y de representatividad respecto a la cultura local, regional y universal. Debido al colosal y creciente bombardeo de imágenes, provenientes de los grandes y cada vez más poderosos y hegemónicos centros internacionales, imágenes que se han transformado en verdaderos paradigmas universales.

Postmodernismo, es el nombre que recibe el estado de shock de las comunidades receptoras locales o periféricas, trauma histórico producido por el avance de una fuerza de choque, expansiva y depredadora que se desarrolla y expresa en todos los ámbitos del quehacer humano a nivel universal.

Este término, delata un proceso de cambio hacia un nuevo estado universal o global uniforme.

Debido a ello el Postmodernismo, es considerado un gesto de resistencia a la práctica de la cultura oficial, a los discursos de autoridad o las afirmaciones universales dominantes del hombre y a los distintos medios masivos de comunicación, los cuales considera una fuerza productiva, principalmente de control e instrumentalización social.

El arte postmodernista, junto con ser una expresión de este fenómeno de irrupción, es a la vez una reacción moral anárquica o poco clara de preservación, frente a este tipo de “Modernidad” deshumanizada.

Modernidad que Craiz Owen y Kenneth Fampton, enmarca su origen en el declive de los mitos modernos del progreso y la superioridad.

Ello se manifiesta en el campo estético, en su manera de representación, orden, muestra y entendimiento de este estado de angustia, mediante el rescate, ruptura, cuestionamiento y desconstrucción crítica de la tradición; los orígenes; los códigos y mitos sociales; culturales y políticos en un mundo que está dirigiendo hacia un nuevo orden.

Foster, Hal y otros autores  “La Postmodernidad” Editorial Kairós, Colofón S.A. 1988.


Postmodernidad expresada como modelo global totalitario:

Una de las primeras muestras de la postmodernidad está relacionada con la formulación de modelos de pensamientos y presentación de gran influencia (paradigmas universales).

Los cuales se traducen en las demás colectividades en simples formas repetitivas de esta.

Por lo tanto el primer síntoma es la imitación.

Asumiendo un juicio valórico respecto a lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que dichos modelos estandarizados y uniformes son un patrón totalitario, ya que suprime y anula las particularidades o patrones de individualización generados al interior de las personas y sus comunidades, pueblos y países.


La postmodernidad expresada como modelo global anárquico:

Postmodernismo, también es el nombre que recibe el estado de shock de las comunidades receptoras locales o periféricas al no poder sentirse reflejadas en dicho patrón universal.
Debido a ello el Postmodernismo - en su contracara más extrema -, es considerado un gesto de resistencia a la práctica de la cultura global y oficial, a los discursos de autoridad o las afirmaciones universales dominantes del hombre y a los distintos medios masivos de comunicación, los cuales considera una fuerza productiva, principalmente de control e instrumentalización social.
El arte postmodernista, junto con ser una expresión de este fenómeno de irrupción, es a la vez una reacción de preservación anárquica, poco clara y delirante frente a este tipo de “Modernidad” deshumanizada.
Pero responde con otra de igual valía, ya que anula el proyecto colectivo necesario para toda comunidad.


Comentario a modo de conclusión:

La postmodernidad, es la crisis del modelo materialista tradicional y a escala humana de modernidad.

Ello se expresa en la ausencia de equilibrio entre el proyecto colectivo y el individual, cuyo origen se encuentra no en el modelo, sino que también en los valores morales que los sostienen y en la ética de quienes los practican.

Por lo tanto, el problema que nos plantea palabra “postmodernidad” es por un lado, la incapacidad presente en las actuales sociedades humanas de generar un proyecto sano y felizmente conciliador entre las fuerzas espirituales y su expresión material; entre el hombre y su comunidad.
Así como en el pasado existió una corriente individualista ”liberal” y otra colectivista que planteaba como solución el “igualitarismo” o “uniformidad” presentada ya sea en forma de un sistema totalitario o en su defecto democrático, en la actualidad estos aparecen con otro nombre, perfeccionados y muy bien coordinados para su bien común.

Una conduce a la destrucción del individuo y por ende a la capacidad de renovación de las sociedades y la otra a la descoordinación de fuerzas y a la desaparición del proyecto colectivo común.

Ninguna de estas dos opciones es válida, ya que ambas conducen a un mismo producto: la destrucción de nuestras sociedades.
 

 

Juan Bragassi Hurtado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volver